Maria Jose Guerrero
El creciente interés por las marcas del distribuidor, también conocidas erróneamente como marcas blancas, está transformando significativamente el mercado. Esta tendencia, que refleja un cambio en las preferencias del consumidor hacia opciones más económicas sin sacrificar calidad, está redefiniendo las estrategias de negocios en prácticamente todos los sectores. Por suerte, existen herramientas que monitorizan el entorno competitivo y permiten conocer y analizar de manera eficaz los precios de estas marcas para entender esta evolución en el mercado.
A lo largo de las próximas líneas vamos a tratar de profundizar en la relevancia de las marcas del distribuidor y cómo, con la ayuda de las herramientas avanzadas, retailers y fabricantes pueden mantenerse al día en su estrategia de precios para adaptarse a las preferencias de los consumidores y mantener la competitividad.
¿Qué son las marcas del distribuidor?
Las marcas de distribuidor (MDD), también conocidas como private-label, store brands o house brands, son productos fabricados por una compañía para ser vendidos bajo la marca de otra compañía, generalmente un retailer.
Un claro ejemplo de ello es Aldi, donde es posible encontrar diferentes MDD como Milsani en productos lácteos, Mamia dedicado al cuidado e higiene personal o GutBio para productos ecológicos.
Estas marcas permiten a los minoristas ofrecer productos atractivos en calidad y precio gracias al control que mantienen sobre la producción, los costes y la marca, diferenciándolos e incluso compitiendo con otros artículos de marcas de fabricante, como puede ser un refresco de cola contra Coca Cola o Pepsi.
La evolución de las MDD y marcas blancas
Las, también conocidas popularmente como, marcas blancas han evolucionado significativamente desde sus inicios allá por 1975. Las marcas genéricas, low cost y sin diferenciación de entonces se han ido sofisticando hasta convertirse en productos muy enfocados al consumidor final. Atrás queda la diferenciación por precios bajos en la que se renunciaba a parte de la calidad.
De igual forma, su oferta no solamente se limita a alimentos y bebidas, también se ha extendido en sectores como la salud, deporte, belleza, o bricolaje, entre muchos otros. En este último sector encontramos a un gigante como Leroy Merlin que aparte de comercializar marcas de terceros también vende las suyas propias, como pueden ser: Dexter para herramientas, Lexman para electricidad o Artens para suelos y paredes, entre una amplia variedad.
Las marcas propias o marcas de distribución están aumentando su cuota en los mercados americano y europeo. Así lo ponen de manifiesto los datos de la PLMA (Private Label Manufacturers Association), estas marcas han experimentado un crecimiento constante en Europa y Norteamérica, ofreciendo a los consumidores una amplia gama de artículos de buena calidad a precios competitivos. Esta expansión refleja un cambio en la percepción del consumidor, donde la lealtad a las marcas de fabricante está dando paso a una preferencia por opciones más económicas con una buena relación de calidad.
Ventas de la marca del distribuidor en los mercados europeo y americano
- Según datos de la PLMA (Private Label Manufacturers Association), las ventas de marcas blancas crecieron en Europa 43.000 millones de euros durante 2023.
- En los Estados Unidos, las ventas de las marcas del distribuidor en FMCG (Fast moving consumer goods) alcanzan el 21% y representan 1,7$ billones al año.
La Importancia de monitorizar precios de marcas del distribuidor
En un contexto marcado por el continuo aumento de la confianza de los consumidores en las marcas de distribución, así como el aumento de las ventas en el comercio online, la monitorización de precios se vuelve esencial para retailers. Y es que hacerlo no solo resulta fundamental para entender el mercado, sino también para estar en condiciones de desarrollar estrategias de pricing omnichannel efectivas.
Beneficios de la comparación de precios en marcas de distribución
Al conocer el posicionamiento de estas marcas los vendedores tienen la capacidad de:
- Identificar oportunidades para ajustar sus precios y mejorar su competitividad.
- Entender las expectativas de los consumidores en cuanto a valor y calidad.
- Detectar tendencias de precios en el mercado, permitiéndoles anticipar cambios y adaptarse rápidamente.
- Evaluar el impacto de sus propias estrategias de precios en el comportamiento del consumidor.
Las mejores herramientas de monitorización de precios ya permiten comparar productos con características similares siendo de marcas diferentes, lo que permite obtener una visión mucho más completa del entorno competitivo. Algo que ya es posible realizar, ágilmente, gracias a la solución Competitive Environment de Minderest.
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